Muchas personas disfrutamos de la playa y del mar, del sonido de las olas y de la brisa, especialmente cuando estamos de vacaciones tomando el sol en la arena y, de vez en cuando, nos damos un chapuzón para sacudirnos la sensación del calor estival. No tenemos ninguna duda de que se trata de un entorno paradisíaco, idílico y perfecto para encontrar la relajación y olvidar el estrés del día a día. De hecho, incluso hay personas que utilizan grabaciones de sonido ambiente del mar para relajarse y, así, descansar mejor.
No obstante, aunque pueda parecer extraño, existen personas que el entorno marino les produce unos niveles elevados de ansiedad. Esto es lo que se conoce como talasofobia o miedo a todo lo relacionado con el mar. Puede ser un terror o miedo desconocido para la gran mayoría de la gente, pero es una fobia bastante más común de lo que creemos en realidad.
Por este motivo, en este artículo vamos a sumergirnos bajo la superficie de este miedo irracional y a profundizar en su explicación y sus causas. Sigue leyendo si quieres conocerlo todo sobre la talasofobia y para descubrir algunos consejos que te pueden ayudar a superar el miedo a bucear.
¿Qué es la talasofobia?
Podemos decir que la talasofobia es un miedo irracional y persistente al mar, al océano o a otras grandes masas de agua, como, por ejemplo, los lagos. Asimismo, esta fobia también abarca todas las cosas relacionadas con el entorno marino, por lo que también se conoce popularmente como “el miedo al océano».
Si nos centramos en la sintomatología, debemos decir que puede manifestarse de diferentes formas, desde una ansiedad leve hasta verdaderos ataques de pánico. Esta fobia puede ser desencadenada por una variedad de factores, incluyendo experiencias traumáticas en el agua, pero también por otras razones.
Entre ellas, encontramos el miedo a lo desconocido que se oculta en la profundidad y vastedad de los océanos, así como la posibilidad de toparse con criaturas marinas peligrosas, como tiburones, pirañas, medusas, calamares gigantes e incluso con seres imaginarios y mitológicos, como el Kraken o el Megalodón, que es el fruto de la influencia de la visión negativa del mar que muchas veces vemos en el cine.
Entre las causas de la talasofobia se encuentra la sensación de vulnerabilidad e impotencia que se experimenta en el agua. A diferencia de otros espacios, el agua es un medio en el que los seres humanos no podemos sobrevivir de forma natural, lo que puede causar un sentimiento de inseguridad y de temor que puede terminar derivando en esta fobia. También puede ser causada por alguna experiencia traumática que la persona ha vivido alguna vez en el pasado relacionada con el mar.
También podemos decir que, en muchas ocasiones, la influencia de la cultura y los medios de comunicación puede afectar, ya que muchas veces retratan al mar como un lugar oscuro y misterioso. En última instancia, esta fobia puede ser limitante e incapacitante para aquellas actividades o tareas que se relacionan con el mar.
Diferencia entre talasofobia y batofobia

Estos dos términos suelen confundirse, ya que ambos son trastornos relacionados con el miedo al mar y al océano, pero con diferencias importantes. Por un lado, la talasofobia se refiere al miedo a las profundidades del mar y a todo lo peligroso que pueda ocultarse bajo su superficie, como criaturas marinas, corrientes.
Por otro lado, la batofobia se centra en el miedo a las profundidades, a los abismos o a las fosas marinas en sí mismas. También pueden causar terror aquellas piscinas -naturales o artificiales- que sean demasiado profundas.
Mientras que la talasofobia se relaciona más con el miedo a lo desconocido en el mar, la batofobia se enfoca en el miedo a los espacios que transmiten una sensación de gran profundidad y no tienen por qué ser exclusivamente acuáticos. Por ejemplo, también pueden causar vulnerabilidad psicológica los pozos e incluso las construcciones demasiado altas, como la visión de un edificio demasiado grande o elevado. En este punto, puede conectar con la megalofobia.
Es decir, este miedo no tiene nada que ver con el agua en sí, ya que muchas personas que sufren batofobia saben nadar y no tienen problema alguno en las playas o en piscinas poco profundas. Sin embargo, también es cierto que ambos trastornos pueden afectar la participación en deportes acuáticos y submarinos, ya que las personas que sufren batofobia pueden desarrollar ansiedad y ataques de pánico de anticipación ante la idea de encontrarse ante inmensidad del mar y de los océanos.
¿Cómo puedo saber si tengo talasofobia?
Como hemos comentado anteriormente, la talasofobia presenta unos síntomas bastante claros, pero, para saber si sufres esta fobia, tienes que prestar atención a tus emociones cuando te encuentras con la inmensidad del mar delante de ti. Si notas que aparecen pensamientos de rechazo, señales de escapada o evitación y otros signos físicos de ansiedad o de pánico, es probable que tengas talasofobia.
Entre estos síntomas, podemos encontrar la ansiedad o los ataques de pánico con tan sólo pensar en meterte en el agua, que evitas realizar actividades que incluyan meterte en el agua, así como sudores, mareos, agitación de la respiración, taquicardias o visión borrosa.
Si, además, tienes pensamientos obsesivos y recurrentes sobre los peligros marinos, puede ser un indicativo de que tienes talasofobia. No obstante, para asegurarte, siempre es recomendable acudir a un especialista en este tipo de cuestiones, como, por ejemplo, un psicólogo.
¿Cómo superar la talasofobia?

Aunque en muchos casos, la talasofobia es un miedo que no interfiere con la vida normal de las personas que la sufren, es cierto que, en muchos casos puede llegar a ser incapacitante y condicionar la vida habitual con consecuencias bastante graves. Por este motivo, hemos reunido algunos consejos para que sepas cómo superar la talasofobia.
Las técnicas de relajación y de meditación pueden ser de ayuda
Se ha demostrado que existen algunas técnicas de relajación y de meditación que pueden ayudar a mejorar la ansiedad y la sensación de temor que se deriva de la talasofobia. Estas se conocen como “terapia cognitivo-conductual” en el ámbito de la psicología. Puedes practicarlas de manera regular para bajar tus niveles de estrés y, especialmente, debes ponerlas en práctica cuando te vayas a enfrentar a una situación que implique el contacto con el mar. Te darás cuenta de que estarás más tranquilo/a y que podrás dominar la situación mucho mejor y mantener el control.
Trata de ver el lado más amable del mar
También puedes tratar de otorgarle al mar y a los océanos un significado mucho más positivo. Dejar de ver películas muestran los peligros del mar y buscar otras más amables puede resultar de ayuda. Del mismo modo, contar a tus familiares y amigos tu problema, te ayudará a encontrar un entorno más seguro en el que apoyarte y, poco a poco, lograr superar esta fobia.
La exposición directa puede ayudar en muchos casos
Asimismo, también puede ser recomendable la exposición progresiva al mar. Puedes empezar por hacer paseos regulares por la playa o por zonas de costa. Cuando estés preparado/a, puedes empezar por mojarte los pies en la orilla y, con el paso de los meses, ir sumergiendo tu cuerpo cada día un poquito más en el agua. De esta manera, te darás cuenta de que la sensación de agobio se va haciendo cada vez más pequeña. Exponerte y afrontar los miedos de manera progresiva te resultará muy útil, hasta el punto incluso de poder realizar un curso de buceo. Aunque pueda parecer paradójico, hay muchos tipos diferentes donde no necesariamente te encontrarás frente a la inmensidad del océano. Contar con la ayuda de profesionales y realizar una inmersión de calidad puede ayudarte a superar tus miedos, entender cómo es el océano y descubrir un impresionante y bonito paisaje debajo del agua.
En cualquier caso, queremos recordar que, siempre que lo consideres conveniente, puedes contar con la ayuda de un especialista de la psicología o de un profesional de la psiquiatría para acompañarte a lo largo de todo el proceso. Si sufres síntomas demasiado intensos, es probable que tu psiquiatra te recete algunos medicamentos que te pueden ayudar a superarlo, poco a poco con terapia cognitivo-conductual. Estos profesionales harán un seguimiento y te ayudarán a ir superando fases hasta que el problema quede bajo control y superar el miedo a bucear.